El otro día zapeando por la tele, y ahora que ya por fín tenemos la TDT, ví una entrevista que le hacían a un escritor y hablaba de algo que me ha hecho reflexionar mucho y al que le doy toda la razón.
Vivimos en la cultura del miedo que se alimenta de más miedo, es decir sentir miedo es estar a la última... los raros somos los que de alguna manera intentamos liberarnos de ese miedo y llegar vivir en una cultura diferente. Vivimos en un constante miedo que nos aporta una serie de emociones tan negativas que pueden llegar a afectar y restringinos hasta nuestra capacidad de acción y de decisión.
Miedo a no ser aceptados, miedo a no tener aquello que se lleva en este momento, miedo a perder aquellos bienes materiales que se supone que tenemos que adquirir para "ser felices" miedo a no poseer aquella necesidad que alguien por ganar unos euros más que nos otros quieren que adquiramos. Y sobretodo y ante todo miedo "al que dirán" y miedo a respetar unas normas que alguien se las sacó de la manga para tener el control de una sociedad que cuanto más dormida más interesa porque el opio de esta sociedad es el miedo al que nos hemos dejado someter durante todo este tiempo.
Un miedo que no nos deja ver más allá de aquello que vemos y que en ocasiones nos congela de tal manera que impide que nos impide ejercer nuestro mayor derecho como personas el derecho a sentir, el derecho a vivir... una cultura del miedo que nos empuja a tener, convirtiendonos al fin y al cabo en aquello que adquirimos ya que eso se convierte en una característica incluso de nuestra personalidad. Una cultura del miedo que hace que no veamos realmente a quien tenemos delante, que nos impide llegar a nosotros mismos creando una cadena de emociones encontradas que nos empujan a señalar a los demás y sobretodo ver en los demás aquello que nos asusta encontrar en nosotros mismos. Un miedo total que hace que vayamos disfrazados de aquello que no somos en realidad, un miedo que nos empuja al fin y al cabo a una gran crisis personal que se engancha con otra crisis personal de alguien ajeno a nosotros que a su vez se ha enganchado con otro más ajeno a nosotros todavía.
Es ese miedo a lo conocido y a lo desconocido lo que hace que no podamos llegar a ver aquello que nuestros ojos desean ver y que nos empujan a congelar nuestro corazón de tal manera que dejamos de ser personas para convertinos en automatas de alguien que le interesa que nos metamos en una carrera sin principio y sobretodo en la que no sabemos ni siquiera a donde nos estamos dirigiendo.
Un miedo que nos divide en
depredadores emocionales y en suicidas emocionales, un miedo en el que si no se sufre no somos personas "como dios manda", un miedo que crea un sentimiento de culpa que nos hace vivir en una perpetua penitencia en la que anulamos todo aquello que nos hace sentir sea bueno o sea malo, un miedo que nos incapacita para poder emocionarnos de aquello que realmente somos no permitiendo que podamos discernir entre aquello que nos conviene y aquello que no nos conviene.
Pues señores yo les dejo vivir en su cultura del miedo y me apunto a otro carro que me permita ser como soy... sin juzgar ni ser juzgado... sin sentir que cada paso que se da es un crimen o un gran pecado, por mi parte EL SUFRIR SE VA ACABAR O MEJOR DICHO EL SUFRIR YA SE ACABÓ...
Por otro lado no yo voy a ser quien les quite la ilusión de seguir en esa cultura del miedo y eso les hace felices, ni tampoco voy a seguir cargando esas responsabilidad a mi espalda, porque como decían por ahí....
"POBRE DEL HOMBRE CUYOS PLACERES DEPENDEN DEL PERMISO DE LOS DEMÁS"....
Un saludo....
