miércoles, 6 de octubre de 2010

BUSCANDO A... DESEPERADAMENTE Cap. II

El primer artículo de este blog que está escrito sobretodo desde y con el corazón hablé de una búsqueda desesperada de mi mismo, de mi situación en aquel momento. Un tiempo después casi un año después llegó el momento de desgranar un segundo capitulo de la desesperada búsqueda de un niño de 35 años que solamente ha pretendido ser un niño, sin querer perder la mirada de asombro de lo bueno y de lo malo. Una vez oí que el equilibrio consiste en disfrutar de los buenos y sobretodo de los malos momentos. Y en esa busqueda eso es lo que he aprendido a bucear dentro de mi. Aquellos que han tenido la suerte o la desgracia de vivir mis momentos más bajos han visto que pese a mi 1.88 cm. de altura y mis kilos de más ese niño interior sale a flote sin reparos, con sus miedos, con sus angustias, con todo aquello que ha ido aprendiendo a lo largo de esta vida. Un día abrí la caja de pandora y a partir de ahí empezaron a volar todos los pañuelos y solo se quedó dentro la esperanza de poder contar todo eso que he vivido. Creo que ahora ha llegado el momento de presentarme ante todos sin más pretensión que darme a conocer un poquito más. Dejé que el cuenco de agua se fuera derramando para intentar vaciarlo, y una vez vacío volver a llenarlo de una manera diferente, fresca, de una manera certera. El viaje ha sido muy tortuoso, pero ha valido la pena poder solo por el hecho de poder enfrentarme a mi mismo a través de esta ventana que llamamos Internet.

Reconozco que aunque siempre se me ha dado mejor escribir que hablar, siempre me ha costado mostrar todo lo que he escrito a los demás. El día que me puse delante de esta pantalla me costó hacerlo porque quien me conoce sabe que soy muy celoso de mi intimidad hay muchas hojas escritas en un cajón de mi habitación, un libro escrito que contiene reflexiones de todo lo acontecido en mi vida.

Sigo teniendo el mismo miedo que tenía cuando era un niño, sigo viviendo en la incertidumbre en la que vivía cuando era un niño, contínuo ruborizándome cuando tengo que preguntar algo a alguien, me sigue costando entrar en un grupo de gente desconocida, contínuo siendo ese niño reservado, observador de todo aquello que sucede a su alrrededor, pero ante todo y sobretodo sigo siendo ese niño que ha creido en la gente, en las personas y al que le cuesta ver la cara oculta de la luna cuando anochece, sigo siendo ese niño que con ilusiones en su bolsillo se levanta cada día con la convicción de que intentará mejorar a cada paso que doy. La vida no me ha hecho más intolerante sino que la vida me ha enseñado a discernir de aquello que merece o no merece la pena.

Hubo un momento en mi vida en pensé que todo había acabado, hubo un momento en mi vida creía que la vida me había dado la espalda, hubo un momento en mi vida en que todo se tornó gris, hubo un momento en mi vida en el que tiré el tablero de un juego que no me gustaba, hubo un momento en mi vida en el que me dí cuenta de todo lo que valía la pena, lo que realmente valía la pena. Hubo un momento en mi vida en el que decidí morir para volver a nacer, hubo un momento en mi vida en el que dejé que el niño que sin darse cuenta jugaba a ser adulto me pidió paso, hubo un momento en mi vida en el que ese niño me rogó que lo liberara de su cárcel.

Y sí, eso fue lo que hice liberé a ese niño lo escuché, lo acuné y le di toda mi confianza, dejé que ese niño fluyera dentro de mi con todo lo que ello significaba. Fue ese niño el que me guió, fue ese niño que me iba contando todo lo que había pasado durante todos esos años en los que estaba perdido, en los que estaba sin fuerzas, fue ese niño el que me dijo donde realmente residía mi talento, fue ese niño que de un modo desesperado me iba ofreciendo su fuerza, su calma interior, compartió conmigo sus más intimos anhelos, sus más íntimos deseos, sus más intimos temores, me enseñó a vivirlos a sacarlos a fuera, en definitiva me enseñó que todo aquello que sentía era mío por derecho propio, en el que todo aquello que me emocionaba era mío por decreto universal. Fue ese niño acunado, seguro de si mismo, me enseñó a convivir con mi lado claro y sobretodo a mi lado oscuro, fue ese niño que me enseñó a traspasar esa resistencia que no nos deja ver más allá de lo que tenemos delante.

Y ahora agarrado fuertemente a mi niño llegó el momento de presentarme y presentarlo ante todos, y dejar que fluya en la alegría, dejar que fluya en sus anhelos y ayudarlo a conseguir aquello que me ha ido pidiendo durante tanto tiempo, un tiempo en el que me olvidé de ese niño interno que me permite seguir pisando en tierra firme.

Así que en realidad he BUSCADO A ESE NIÑO DESESPERADAMENTE..... Y POR AHORA LO VOY ENCONTRANDO.....

GRACIAS A TODOS.